Una de mis pelis musicales favoritos, remake de la cinta de Roger Corman de 1960, y versión a su vez, del musical del Off-Broadway, con libreto de Howard Ashman y canciones de Alan Menken (el tandem responsable de las más memorables bandas sonoras Disney), y además con una estética super teatral, homenaje al mundo cómic y al cine de serie B.
Seymour es un joven huérfano que trabaja en la floristería del Señor Mushnick, quien le tiene acogido. El negocio va fatal, Mushnick se plantea cerrar la tienda y despedir a sus Seymour y Audrey, su dependienta, de la que el joven está secretamente enamorado, pero un día, Seymour, en su paseo matutino descubre una planta increíble que no está catalogada en ninguno de sus libros. A partir del hallazgo su suerte cambiará, entrevistas, prensa, TV, dinero... Seymour tendrá todo lo que siempre quiso, solo tendrá que cuidar y alimentar a su planta, Audrey II, con... carne humana. La planta en realidad es una criatura venida de otro planeta que pretende reproducirse y dominar el mundo, ha engañado a Seymour para hacerse lo suficiente fuerte... ¿será demasiado tarde para pararla?
En su versión cinematográfica, la que conozco desde años, y he revisitado decenas de veces, la planta estaba a punto de terminar con Audrey, pero Seymour consigue salvarla y destruir al monstruo con una descarga eléctrica: el héroe bobalicón y su amada triunfan, el mal desaparece y ambos consiguen su futuro soñado. Pero el director nos regaló en 2013 una maravillosa edición en BluRay con el montaje inicial, el que el deseó y escribió para su película, pero que Warner Bros le obligó a cambiar tras un primer y desastroso pase previo. En este nuevo final, Audrey muere devorada por la planta, Seymour también, y media humanidad también. En una escena (algo larga) técnicamente arrolladora y con efectos especiales no vistos en el resto de la película, la planta se hace gigante de la altura de un edificio y destruye la floristería de Mushnick, al mismo tiempo que una importante empresa que robó esquejes de Audrey II se ha dedicado a vender pequeñas reproducciones en todos los supermercados del país... Al poco, destrucción y muerte, las plantas han tomado el país, recorren las calles de Nueva York destrozando los edificios, tan solo una advertencia: no den de comer a las plantas.
Quizá sea un poco bestia, demasiado, pero ha sido un gustazo verlo y sorprenderme, me quedo con el final original, porque hace la película más compacta y llevadera, quizá el nuevo sea demasiado extenso. Destacar la canción utilizada en toda la escena de destrucción "Don't feed the plants", utilizada en la versión teatral del musical.
No puedo terminar sin mencionar las interpretaciones geniales de Rick Moranis o Ellen Greene, y los míticos cameos de Steve Martin, Bill Murray, James Belushi o John Candy, y, por supuesto, las geniales canciones compuestas por los antes mencionados Ashman y Menken, el resto de música incidental compuesta por Miles Goodman, y, sobretodo, los efectos especiales utilizados para crear a la planta y todos sus movimientos, brutales para la época (nominados al Óscar).
Mi puntuación: 9/10
FilmAffinity (6'7) Imdb (6'9) MetaCritic (8'1) RottenTomatoes (7'4)
Saturn Award a la Mejor Música
"Skid Row", mi número favorito de la peli, y uno de mis números musicales favoritos.
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