Mi puntuación: 6/10
Autor: Angélica Liddell
Directora: Beatriz Fariza
Reparto: Ana Robert y Miguel Ángel Cantero
Teatre Arniches (Alicante) - XXII Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos
Si tuviera que valorar el texto de la controvertida Angélica Liddell, mi puntuación sería mínimo un 9, pero si tengo que hablar de la puesta en escena de la compañía valenciana Teatro Círculo, la cosa cambia mucho...
"El matrimonio Palavrakis", uno de los textos más conocidos de Angélica Liddell, es un texto, como todos los de la autora, arriesgado, atrevido, duro y lleno de poesía e imágenes. A la hora de enfrentarte a él, tienes dos posibilidades, llevarlo al campo de lo visual y contemporáneo, aprovechar las imágenes y figuras que Liddell propone, jugar con otros elementos escénicos (audiovisuales, cuerpo, etc.), o por el contrario, intentar llevarlo al campo de lo cotidiano, eso sí, para hacerlo, uno tiene que estar muy seguro de sus capacidades. La directora se decanta por esta segunda opción (yo me quedaría con la primera), y excepto en algún momento de mayor libertad o experimentación escénica, toda la aventura del triste matrimonio Palavrakis y su hija muerta, bucea en la normalidad de un matrimonio desquiciado, en situaciones cotidianas, en la cena, en la cama, bailando... Ana Robert destaca por encima de su compañero (muy por encima), a Miguel Ángel Cantero le falta mucho para llegar al nivel de oscuridad del personaje de Liddell. La escenografía, la iluminación, y la repetitiva voz en off no ayudan demasiado, no aportan demasiado.
Elsa y Mateo Palavrakis son dos personajes perdidos, un matrimonio con una infancia llena de maltratos, muerte y odio, que les ha llevado a vivir en la pena, en el dolor, el pesimismo, solo la llegada de su hija Cloe consigue sacarles del agujero en el que se encuentran, pero a los 7 años es asesinada de manera cruel... Un acontecimiento fatídico, como Elsa lo llama, que cambiará de nuevo sus vidas, que las devolverá a ese agujero del que no podrán salir nunca.
Quizá esperaba más locura, más vida, más juego... y menos intentos de normalidad...
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